Obediente y enérgico, el Doberman tiene un aspecto fuerte y decidido. La cabeza es larga, en forma de cuña, y el cuello largo. Los ojos ovalados son oscuros y las orejas medianas y erguidas (normalmente cortadas). El lomo es corto y la grupa redondeada. Los muslos son largos y musculosos. Pelaje: duro, tupido, raso. Color: negro, marrón oscuro o gris azulado, con manchas rojo herrumbre.
Cuidar a un Doberman no representa ningún problema de higiene porque en su pelo corto y apretado no acostumbran a aparecer garrapatas ni otros parásitos. Tampoco requiere un ejercicio excesivo ni una comida especialmente selecta. La dificultad radica en su temperamento agresivo, que debe ser tratado con mano firme y experta. Hay que pensárselo mucho antes de comprar un Doberman.
Desde su más tierna edad, el Doberman puede mostrar agresividad y su carácter dominante. Aprovecha cualquier ocasión para mostrar los dientes y gruñir, pero si se coge a tiempo y se educa con solidez pasa a revelarse como un perro sumiso y afectuoso. Es muy inteligente y valiente.
Luis Dobermann fue quien obtuvo los primeros ejemplares de la raza a partir de sabios cruces, en busca de perros agresivos, insobornables y con instinto depredador, pero fue Otto Goller el que estableció definitivamente la raza, añadiendo otras aportaciones de sangre.
Los primeros doberman trabajaron con la policía y luego con los guardianes de la primera guerra mundial. Es un excelente perro de guarda por las características de su carácter, y sólo debe tenerse como perro de compañía tras una profunda meditación y disposición a educarle con firmeza.
Pros: - Perfecto perro de guarda. - Requiere ejercicio moderado. - Mínimo aseo.
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